El Juego De Los Abalorios - Hermann Hesse
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El juego de los abalorios
Hermann Hesse
Novela Iniciática - 420 páginas A5
Comentario:
El juego de los abalorios es la obra culminante del escritor alemán Hermann Hesse (Stuttgart,1877- Basilea,1962), uno de los escritores en lengua alemana más importantes de siglo XX. Se considera que recibió el premio Nóbel de Literatura de 1946 en especial por esta novela “El Juego de los Abalorios”.
Hesse, a su muerte, se convirtió en una figura de culto en el mundo occidental, en general, por su celebración del misticismo oriental y la búsqueda del propio yo.
El juego de los abalorios es una novela escrita a modo de crónica de un narrador anónimo de la mítica Castalia, hacia el año 2400. Gira en torno al extraño juego del que toma título, abarcador de todos los contenidos y valores de la cultura, y que permite el desarrollo del espíritu mediante portentosas composiciones; todo ello vinculado al advenimiento del Tercer Reino del espíritu, unificación de todos los tiempos del hombre.
La novela trata de la vida de un alumno de la escuela principal de maestros del juego de abalorios y del problema filosófico que se plantea en la sociedad respecto a si es lícito que exista una aristocracia del espíritu que viva por encima y al margen de la sociedad más corriente. En toda la novela, la filosofía oriental, especialmente la hindú, aparece con frecuencia. El final es totalmente inesperado y sorprendente.
La vida del protagonista, el magister ludi Josef Knecht, maestro de una orden del futuro basada en la vida contemplativa, la meditación y en la sublimación del juego, es narrada desde su más tierna infancia; conocemos todos sus pasos por los diferentes escalafones de la orden, sus dudas, sus angustias, sus relaciones, sus escritos, toda su vida en contraposición con el mundo externo a la orden, donde vive uno de sus amigos de la infancia. El juego de los abalorios es el testimonio de toda una vida, crítica constructiva de nuestra época, utópico esbozo de un mundo por venir y, sobre todo, síntesis y armonización de saber y de fe; obra maestra que consigue entretener, asombrar y seducir por la magia narrativa de un escritor que, a fuerza de talento y creatividad, constituye uno de los máximos referentes de la literatura alemana.
Crítica.
Hace unos quince años cayó en mis manos el libro que hoy quisiera comentar, uno de los mejores libros que he leído y que, por supuesto, se han escrito: «El juego de lo abalorios», novela publicada en 1943. Algunos críticos literarios han señalado que esta obra fue la que decidió a los miembros de la Academia a concederle el premio Nobel, tres años después de su aparición. Sea como fuere, «El juego de los abalorios», es sin duda su obra maestra.
En él, un narrador anónimo nos cuenta la vida de Josef Knecht. La trama de la novela gira en torno a un juego, que en ningún momento queda claramente explicado ni definido, pero del que sabemos que consta de una combinación de, entre otras cosas, música, matemáticas y filosofía. Leemos en la Wikipedia que según según Luis Racionero, Hermann Hesse propone en esta novela su ideal de cultura, opinión que, humildemente, comparto plenamente: «Una sociedad que recoge y practica lo mejor de todas las culturas y las reúne en un juego de música y matemáticas que desarrolla las facultades humanas hasta niveles insospechados.»
La época en la que transcurre es un tiempo futuro indeterminado y se ubica en una ciudad utópica que Hesse llama Castalia, nombre tomado de la mítica fuente de Delfos cuyas aguas dotaban a quienes las bebían de elocuencia, de genio para la poesía. En ese momento futuro ya ha quedado atrás lo que Hesse llama la «época folletinesca».
No es menester señalar que la época que describe Hesse como «folletinesca» es, corregida y aumentada, la época en la cual todavía estamos inmersos. Son tantos, incontables, los ejemplos que se podrían citar para demostrar esta afirmación que mejor dejamos la tarea a la imaginación de quienquiera que lea estas líneas.
Quienes con mayor o menor asiduidad siguen este blog saben que no me gusta destripar los libros que comento hasta el extremo de quitar el interés por su lectura; jamás leo, antes de comenzar un libro, las solapas y contracubiertas pues en la mayoría de los casos te desvelan hasta el nombre y apellidos del asesino, pongo por caso, substituyendo las ganas de leerlo por las de escribir a su editorial y decirles cuatro cosas.
De modo que yo ya me hago a un lado. Simplemente añadiré que considero este libro de imprescindible lectura. Es más, todas aquellas efímeras criaturas que merodean por las aulas en las que como buenamente puedo ejerzo mi oficio considérense en la más absoluta obligación de leerlo con suma atención, lápiz y cuaderno a mano, es más, ya no leerlo: ¡estudiarlo!
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