Comienzos del siglo XIII. Inglaterra tiene una guerra civil a punto de estallar y una invasión francesa, inminente.
En medio de este tumulto, un grupo de barones intenta extorsionar al rey Juan I para que le ponga su sello a un documento redactado por ellos: la Carta Magna. Y están a punto de lograrlo.
Pero la sospecha de una mujer, puede echarlo todo a perder.
El hijo de uno de estos barones, apareció muerto en el patio central. Melicent, la madre del fallecido, tiene una duda tan terrible y peligrosa que decide, secretamente, contactarse con el Sheriff local para hacerle una propuesta: si logra desentrañar este asunto y darle una respuesta a, ella lo recompensará.
Pero todo debe hacerse de manera clandestina. Por fortuna, el Sheriff tiene al hombre indicado: un hombre que lo ayudó en el pasado; cómodo con el anonimato y el peligro; adicto a los rompecabezas.
Egon Keats, al escuchar el caso, queda hechizado: porque descubre que no es la identidad del asesino ni el crimen mismo, el rompecabezas a desentrañar, sino el motivo.